Resulta que Taylor decidió comprarse su nueva casa en la ciudad costera de Watch Hill, en Rhode Island (vamos, ahí al lado), un hogar junto al mar donde mantenerse alejada del tumulto y la fama y poder despatarrarse a gusto donde nadie la moleste. Así que nunca mejor dicho, decidió poner mar de por medio entre la civilización y su pequeño oasis para estar tranquila. ¡Cuán equivocada estaba!
Si ella pensaba que así estaría en la gloria, ¡malllll! Porque los fans no paran de idear y requetepensar cuál es la mejor manera de acercarse a sus ídolos, y a uno de Taylor le podría haber costado la vida.
Y es que el chico en cuestión, que se llama Lucas y tiene 22 años, decidió que su locura por la Swift no tenía barreras, así que se lanzó al agua para cubrir a nado los tres kilómetros que le separaban de su amada. Vamos, que el muchacho en cuestión de un ratico se jugó pero que mucho la vida.
Para él era un plan genial: en ‘x’ tiempo me planto en la playa que está debajo de la casa de Taylor, llamo a su puerta, me abre y cuando me vea chorreando y le cuente lo que he sido capaz de hacer por ella, nos casamos y tenemos hijos.
Claro, todo esto en la mente de uno resulta maravilloso. Ves pasar las imágenes llenas de romanticismo (como una ‘Notting Hill’ cuando el muchacho normal y corriente enamora a la súper estrella de Hollywood).
¡Pobre chico! No contaba con que después de nadar, la realidad sería completamente diferente y no habría ni felicidad ni amor eterno. Más bien se dio de bruce con una buena dosis de guardaespaldas y personal de seguridad que se encargaron de arruinar su cuento de hadas. Vamos, que acabó detenido y por pocas si encerrado en el calabozo, por lo que la magia y el encanto se esfumaron en un ‘santiamén’.
Moraleja: no te flipes demasiado que luego la vida es un poquito cruel. Aunque el favor del fanático muchacho hay que decir que quien no arriesga no gana y mira, si llevaba con la idea un tiempo rondándole la cabeza y al final decidió tirar ‘pa’ lante’ pero no le salió bien, más vale intentarlo, ¿no?
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